Los voluntarios: los cirineos de hoy.
Quiero escribir hoy acerca de esas personas anónimas que, altruista y diariamente, ayudan con sus esfuerzos a otras personas que lo necesitan.
Son sembradores de felicidad, son personas que con sus vidas, con sus sacrificios, desvelos y esfuerzos contribuyen a la alegría de esos enfermos.
Esos voluntarios tienen más salud emocional, psíquica y física, pero sobre todo son más felices y disfrutan más del día a día en su caminar por su sendero de gloria.
Aquí en Bormujos también los tenemos. Creo que esta publicidad no les va a gustar, ya que son de la opinión de que lo que haga su mano derecha no se a de enterar su mano izquierda. Desde aquí os pido perdón, pero pienso que es de justicia escribir esto.
Tengo el atrevimiento de citar vuestros nombres. Seguramente no os guste, pero yo ardo en deseos de pronunciarlos: FRANCISCO GUERRERO Y BERNADO ORTELANO.
¡Bernardo! ¡Qué alegría me das cuando te veo en la puerta del Hospital de San Juan de Dios en Bormujos! Ayudas desinteresadamente a todo el que lo necesita, tirando de esas sillitas de ruedas, sacando a pasear a esos minusválidos que tú tan felices los haces.
¡Y a ti Francisco, qué decirte! Cuantas cosas buenas haces en favor de los desposeídos de salud, de los frágiles, de los débiles, ya que ellos son los Cristos rotos que se ven por este valle de lágrimas.
Cuantas sonrisas tienen esos enfermos para ustedes, ¡se las habéis ganado con creces!
Quiero terminar este humilde escrito, con la intención de que os sirva de ánimo y sigáis dando ese ejemplo de cristianismo, pues me viene a la mente la frase que dice “que una cosa es predicar y otra dar trigo” y ustedes cumplen perfectamente con lo segundo, que es lo importante.
QUE DIOS OS BENDIGA, VOLUNTARIOS CIRINEOS.
Quiero escribir hoy acerca de esas personas anónimas que, altruista y diariamente, ayudan con sus esfuerzos a otras personas que lo necesitan.
Son sembradores de felicidad, son personas que con sus vidas, con sus sacrificios, desvelos y esfuerzos contribuyen a la alegría de esos enfermos.
Esos voluntarios tienen más salud emocional, psíquica y física, pero sobre todo son más felices y disfrutan más del día a día en su caminar por su sendero de gloria.
Aquí en Bormujos también los tenemos. Creo que esta publicidad no les va a gustar, ya que son de la opinión de que lo que haga su mano derecha no se a de enterar su mano izquierda. Desde aquí os pido perdón, pero pienso que es de justicia escribir esto.
Tengo el atrevimiento de citar vuestros nombres. Seguramente no os guste, pero yo ardo en deseos de pronunciarlos: FRANCISCO GUERRERO Y BERNADO ORTELANO.
¡Bernardo! ¡Qué alegría me das cuando te veo en la puerta del Hospital de San Juan de Dios en Bormujos! Ayudas desinteresadamente a todo el que lo necesita, tirando de esas sillitas de ruedas, sacando a pasear a esos minusválidos que tú tan felices los haces.
¡Y a ti Francisco, qué decirte! Cuantas cosas buenas haces en favor de los desposeídos de salud, de los frágiles, de los débiles, ya que ellos son los Cristos rotos que se ven por este valle de lágrimas.
Cuantas sonrisas tienen esos enfermos para ustedes, ¡se las habéis ganado con creces!
Quiero terminar este humilde escrito, con la intención de que os sirva de ánimo y sigáis dando ese ejemplo de cristianismo, pues me viene a la mente la frase que dice “que una cosa es predicar y otra dar trigo” y ustedes cumplen perfectamente con lo segundo, que es lo importante.
QUE DIOS OS BENDIGA, VOLUNTARIOS CIRINEOS.
1 comentario:
José muchas gracias por tus palabras, cirineos somos todos sin saberlo, solo basta con levantarse todas las mañanas con la intención de ayudar a alguien, da igual de la forma que sea pero ayudar.
Yo Pienso que si solo la mitad de los que habitamos este mundo nos levantáramos con esta intención, lograríamos que todo fuera un poco mejor
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