24 de junio de 2013

DIALOGO CON MI NIETA



Sí, sé que tengo 64 años y tú cuatro meses y tres semanas, pero yo quiero contarte mis buenas sensaciones hacia ti. Ya sé que no tienes edad para comprender, pero espero y deseo que mi hijo, tu padre, se encargue de hacerte llegar estas letras para cuando tú tengas diez añitos la puedas leer, por aquello de que lo escrito, escrito queda.

Mª del Mar, tu eres mi primera nieta, mi primera niña, la primera que llega a mi casa, y, como el primer amor, es el que genera más ilusión.

Quisiera decirte en este escrito grandes cosas, grandes parrafadas, ¡princesa mía!, pero no me salen, me queda un resquemor de no haber sido… Me gustaría ser un Juan Ramón Jiménez, en definitiva ser un buen literato, pero no, hija no, sólo soy tu abuelo frutero, eso sí, con mucha hambre y sed de cultura y letras. Me gustaría tejer los hilos de tu destino; ante todo eres un ser libre para escoger lo que a ti te guste. A mí me gustaría las letras ya que creo mucho en los genes y, como soñar no cuesta dinero, te veo en mis sueños como escritora, no sé, algo grande, pues de “casta le viene al galgo” y tienes en tu madre un buen espejo para mirarte ¡¡¡Gran mujer tu madre ¡¡¡ hecha por sí sola. No me quiero olvidar de tu padre, integro, honrado, bueno, tienes que estar orgullosa de ellos.

Ha llegado a mis manos un escrito de la abuela de tu abuelo. Allá por el año 1863 (creo que reinaba en España Isabel II) ya escribía tu tatarabuela y eran pocas personas las que podían acceder al colegio, ya que la educación estaba por desgracia al alcance de pocos. Yo he descubierto ahora en mi jubilación que me gustan las letras, pero me falta imaginación. Te narro cosas simples, cosas cotidianas, menudencias intrascendentes y por eso espero que te gusten estas líneas ya que tú y yo somos los protagonistas.

Hoy 26 de marzo de 2013, Lunes Santo para más seña, yo te escribo mientras tú duermes. Hoy hemos convivido nuestras primeras horas juntos, nos hemos paseado por tu barrio que, para mí, era poco frecuentado. ¡Y qué bien lo hemos pasado, Mª del Mar! He gozado del paseo, del aire, del clima (aunque amenazaba lluvia) pero sobre todo de ti: tu ternura, tu paz, tu sueño… hoy me he sentido útil, cosa que últimamente brillaba por su ausencia. Me he sentido máximo responsable de ti. Te veo tan pequeñita, tan indefensa, que tu vulnerabilidad me hace sentir fuerte y poderoso ante cualquier ataque que tú tengas.

Tengo que contarte que, cuando íbamos de paseo, esa responsabilidad de la que te hablo me hacía tener mis temores: una nube negra que asoma, un perro grande que ladra, un aire frío que azota, pero todo eso era nada por una sonrisa tuya que me quita temores y penas. Termino Mª del Mar, que los viejos somos muy pesados, no sin antes cantarte una nana de Miguel Hernández.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,

cárcel me arranca.

Boca que vuela,

corazón que en tus labios

relampaguea.

Es tu risa la espada

más victoriosa.

Vencedor de las flores

y las alondras.

Rival del sol.

Porvenir de mis huesos

y de mi amor




2 comentarios:

Patricia Payán dijo...

Guau, solo por escuchar esas palabras de mi abuelo me encantaria que lo fueras.
Sin palabras me quedo José.

José Cuevas Moreno dijo...

Que lindas, breves, profundas son tus palabras. Gracias de corazón, pero me da pena no conocerte.